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Cambio y movimiento: El mundo de las ideas.

  • Foto del escritor: R4T
    R4T
  • 16 may 2020
  • 9 Min. de lectura

Por Mario Medina

El modelo económico neoliberal se encuentra una vez más en un punto crítico, desde su surgimiento, o mejor dicho, del inicio de su imposición por allá de mediados de los años 70s. Esto es, en una etapa en donde sus principales herramientas de acumulación de la riqueza, como el crédito, la deuda, la especulación y las divisas, parecen haber llegado a tal extremo, que se antoja difícil pueda tener una salida tan triunfal y llena de beneficios, como sucedió en las crisis anteriores de este modelo económico. Pues en esta ocasión sus consecuencias resultan ser más grave, dado los riesgos latentes sin precedentes en contra de la vida de millones de seres humanos, sin dejar de observar que la existencia de múltiples especies, están en juego.

Me resulta interesante citar a Yuval Noah Harari, historiador y escritor israelí, en una reflexión expresada en entrevista para el canal #0 de Movistar+ (parte ½), sobre su libro Sapiens: “todos nuestros grandes logros, como la llegada a la luna o la división de átomo, están basados en las cooperaciones a gran escala, y la cooperación a su vez, está basada en nuestra imaginación, y en nuestra capacidad de crear y creer en lo ficticio, porque toda cooperación a gran escala entre humanos, se basa en nuestra creencia en historias de ficción. […]. Probablemente, el dinero sea la ficción con más éxito, jamás creada por el hombre.” Desde la creación, producto de una idea bien vendida, o como dirían sus promotores: “aceptadas por todos y para beneficio de todos”; de términos como la propiedad privada, el valor, el trabajo, la producción, la mercancía y el intercambio, que no dejan de ser, más que simples ideas, que simplemente son aceptadas. Ideas que permiten que los productos que se requieren por ser necesarios para la vida y otros satisfactores, producto de las ideas, se encuentren disponibles dentro de los núcleos sociales y todos poder convivir en sociedad, traspasando cada vez más fronteras, hasta prácticamente desaparecerlas. En donde la mente humana fue capaz, de crear tantas ideas como fueran necesarias, para edificar la construcción de esa gran armazón útil para que cada individuo realizara una sola actividad o trabajo, y otros individuos (los menos), las ensamblaran para articular otras ideas, como aumentar los volúmenes de producción para crear excedentes de todo tipo de mercancías, creación de nuevos productos, de cuanta cosa pudieran llegar a convertirse en una idea, para implantar una “necesidad” tras otra, y distribuirlas por medio de otras ideas llamadas mercancías y comercio, partiendo de otras ideas como la comodidad y el confort. Es interesante ver como se intensificaran las idas para poder dar lugar a ideas que mientras más complejas dan rentabilidad a otras ideas como el comercio y la economía. Ideas tan interesantes y bien vendidas como el dinero FIAT, sin más garantía que la palabra, o la especulación de las bolsas de valores y la acumulación de la riqueza a gran escala de cosas, como vender y comprar el futuro por escribirse, sin ningún fundamento, sin ninguna regulación y ningún gravamen fiscal, y de manera más reciente el mundo virtual, a través de las grandes empresas tecnológicas como Facebook, Amazon, Google, etc...

La humanidad aglomerada en sociedades ha experimentado en el transcurso de su historia, diferentes etapas, en donde la naturaleza nos deja ver el lugar que ocupamos dentro de ella, al manifestarse en aquellos fenómenos naturales a los que llamamos “desastres naturales”, por sus alcances devastadores, no solo para nuestra especie. Es impensable comprender la soberbia con la que los seres humanos nos expresamos al creer, cosa que no es más que otra idea, que la naturaleza nos pertenece y que somos sus propietarios. Al paso del tiempo, virus de diferente índole han trastornado nuestras formas de convivencia, afectando irremediablemente, primero las relaciones entre la sociedad, seguido de las relaciones con los modos y medios de producción, hasta llegar a la parte vital de nuestras formas de convivencias, que es el abastecimiento alimentario, produciendo pobreza, miseria, hambrunas, violencia y muerte. En la construcción de estas sociedades se libraron diferentes luchas para poder reorientar las pasiones humanas del poder, que tienen como consecuencia la afectación de las mayorías, normalmente subyugadas. Son extremadamente bastas las historias que dieron forma al mundo, tal y como hoy los conocemos, pero centremos nuestra atención en uno de los términos producto de las ideas de los seres humanos, y que junto a un sin número de ideas más, nos trajeron hasta este momento, por lo que resulta importante revisar ese conjunto de ideas que se encuentran a su alrededor, que se fueron desarrollando e implementando, como consecuencia de la intervención en la economía por parte de las naciones en esas etapas críticas, me refiero a EL LIBERALISMO.

El liberalismo es una corriente del pensamiento político filosófica que promueve como valor superior la libertad del ser humano, su etapa más conocida se remonta al siglo XVIII, donde la historia eurocentrista afirma que surge en Europa, tesis muy discutible, pues en los hechos este acontecimiento surge en las sociedades, que como características tienen la opresión de las libertades individuales y colectivas, factores que se ubicaron en diferentes partes del mundo y en diferentes periodos del desarrollo de las sociedades. La primera etapa del liberalismo lucha por reivindicar los derechos individuales, civiles o privados, tales como la libertad de culto, la dignidad, el libre tránsito, la libertad de pensamiento, de expresión y el derecho a la intimidad, por citar algunos. Los reclamos por los derechos continúa, y en su segunda etapa se enfocan en la reivindicación de los derechos políticos, aquellos que comienzan a perfilar el término democracia, tal como hoy la conocemos, y se lucha por la libertad de asociación con o sin fines políticos, a votar y ser votado para elegir a los gobernantes o formar parte del gobierno, el derecho de petición política, etc, en donde la imprenta juega un papel decisivo.

En 1938 en la reunión conocida como el coloquio Lippmann, se congregan 18 personalidades entre funcionarios, intelectuales, políticos, y académicos, mayormente europeos (Francia, Reino Unido, Polonia, y únicamente un norteamericano: Walter Lippmann). El motivo de la reunión se citó para la presentación del libro escrito por Lippmann, The Good Society (La Buena Sociedad). El tema central de la discusión giró en torno a “la decadencia del liberalismo”, una crítica al liberalismo clásico. Esta discusión y análisis dió un giro, al centrarse en los sucesos que se encontraban estrechamente relacionados con el afectado desarrollo del capitalismo creado desde la revolución industrial, que indudablemente trastornaban sus avances en la acumulación de la riqueza, dada la intervención de los estados en la economía. Algunos de esos eventos fueron la Primera Guerra Mundial, la Gran Recesión de 1929 y la implementación del New Deal en EEUU para el rescate de la economía de ese país, así como los consecuentes estragos económicos en prácticamente el resto del mundo, el surgimiento de los regímenes autoritarios como el nazismo en Alemania, el fascismo en Italia, el franquismo en España, el socialismo en la URSS y el estallido de la Segunda Guerra Mundial. En la práctica el fondo de la discusión fue cómo establecer una nueva relación con la democracia y el estado (busca poner límite a la democracia), concluyendo con una idea de la siguiente dimensión: “el criterio para definir al liberalismo es el libre funcionamiento del mecanismo de los precios”, es decir, eliminar todo aquello que evite el libre funcionamiento de los precios, todo tipo de regulación a la economía de mercado, derechos laborales, obligaciones fiscales, etc, bajo el argumento de otra idea creada por Adam Smith, la supuesta autorregulación de la economía por virtud de una “mano invisible”. En esa misma reunión se acuña el término Neoliberalismo, agregándole el prefijo neo, anulando así, las luchas para reconocer y hacer valido el valor superior de la libertad del ser humano, como un valor inconmutable.

Es al término de la segunda guerra mundial que se reúnen nuevamente, en esta ocasión a convocatoria de Friedrich Hayek en Suiza y crean The Mont Pelerin Society (La Sociedad Mont Pelerin), donde acuerdan e instrumentan lo necesario para continuar con el trabajo intelectual que permitan construir la narrativa en búsqueda de justificar sus ideas y teorice una nueva realidad, surgida de su visión del mundo, un conjunto de ideas, nuevamente. La capacidad de organización de este pequeño grupo, que como característica es la gran disposición de recursos económicos, les permite recorrer el mundo, cabildeando su idea y paralelamente impulsar la creación de instituciones de alcance mundial, de carácter económico y financiero (FMI, BM, BID, OCDE) y de asociación de los países (ONU, CEPAL, OEA), y por supuesto de la salud mundial (OMS), todas al servicio del mismo propósito, tener una presencia e influencia global. Con recursos económicos, un vasto equipo de intelectuales a su servicio, tenacidad y resiliencia, tras 30 años de esfuerzos, en una cruenta lucha, materializan sus ideas, creado un nuevo modelo económico, que diseminan por el mundo sin importar los daños y las consecuencias de esta aventura sin freno de ambiciones y codicia, desarrollando con un sin número de ideas, una sociedad ávida de consumo, aún a costa de su explotación, despojo de bienes, de su salud y sus vidas, todo en aras de concentrar las riquezas en pocas manos. ¡Vaya idea!

Hoy este modelo económico ha mostrado su ineficiencia y enmarca el gran error que implica considerar a la economía y el mercado, por encima de cualquier derecho conquistado durante las dos etapas del liberalismo. Ante la presencia de esta pandemia mundial causada por Covid-19, se ha puesto en evidencia la ineficiencia, desarticulación, ausencia de coherencia y sentido social, no solo de los servicios de salud en manos de los particulares, sino del falso argumento del neoliberalismo para despojar a los estado de los bienes públicos, para convertirlo en privado (privatizaciones), tasando a la salud, como una mercancía más, en el mercado de consumo. Los costos de este acontecimiento (la pandemia) corren por cuenta de los estados. Son principalmente los más pobres o los que se encuentran en vías de desarrollo o emergentes, los más castigados, dado que sus finanzas se ven afectadas y debilitadas, por otra de las ideas neoliberales como son los beneficios fiscales (pagar lo mínimo o preferentemente no pagar impuestos, por parte de las grandes empresa nacional o extranjeras), y la constante desregulación de los mercados, que de manera indiscriminada inunda de productos chatarras para la ingesta, harinas, azúcares, carbohidratos y químicos para mejorar sus apariencias, potenciar sus sabores y otras perversidades, que crean adicciones y son precursores de enfermedades crónico degenerativas, que se tornan en problemas de salud pública (diabetes, problemas cardiovasculares, obesidad), mismo que se suman como gastos para los estados, y jugosas utilidades para las empresas, circunstancias que propician condiciones de vulnerabilidad para la población que los padecen, ante el Covid-19. Bajo estas condiciones, los gobiernos de los estados se enfrentan ante una gran problemática financiera, por no contar con la participación de los capitales privados, sin pasar por alto las presiones de que son objetos para contraer endeudamientos, enfrentado las presiones de los órganos financieros internacionales bancarios y de valores, así como de las grandes empresas, nacionales como extranjeras, complicidades propias del neoliberalismo siempre sumadas con los partidos de la derecha y los grandes medios de comunicación privados, buscando exorbitantes rescates financieros, bajo el pretexto de mantener la planta productiva y laboral activa, a costa de la deuda pública usurera que históricamente terminan pagándolas sociedades, durante generaciones enteras.

Hoy todo el conjunto social mundial tenemos que valorar y decidir, dada la incertidumbre sobre la temporalidad o permanencia de la pandemia, y me refiero no solo a los capitales en su afán de seguir concentrando más y más riqueza, sino, al ciclo en el que nos encontramos relacionado con la producción alimentaria, el trabajo como fuente de sustento, los modos y medios de producción y el comercio, que engarzan a la economía como actualmente la conocemos; me refiero a las empresas, los gobiernos y las sociedades ante la imperante necesidad para reactivar la economía, bajo lo que se ha dado por llamar “la nueva normalidad”, con los riesgos de salud que esto implica.

Este conjunto de ideas que solo se refieren al rubro de la salud, han impactado globalmente a todo el sistema mundial, colocándolo en un contexto de redefinición e implementación de nuevas y necesarias reglas, en todos los roles de las sociedades donde se han replicado estas ideas, como la educación, los recursos naturales, la energía y otros más, que son por su naturaleza, de estricto interés público, donde las riqueza se redistribuya realmente, que permita la preservación de las libertades humanas en el primer plano de las consideraciones mundiales, sin que atrocidades como las que vivimos en este momento, sigan poniendo en riesgo el medio ambiente, la vida y la dignidad no solo de la humanidad, de todas las especies que ocupamos el planeta, del que tan solo formamos parte. Si el debate y la discusión para el nuevo orden mundial que en estos momentos se encuentra en curso se enfrasca tan solo en las tesis económicas del modelo capitalista o socialista, como humanidad estaríamos navegando en un estrecho mar de las ideas, sin potenciar nuestras capacidades hacia un nuevo horizonte donde términos como la riqueza y la pobreza dejen de ser las grandes pautas de diferencia entre los seres humanos y las naciones, donde el bienestar social, deje de ser nuevamente una utopía. ¿Por qué no podemos soñar y con la fuerza de las ideas, crear esa realidad, tan anhelada, dentro de un nuevo orden mundial?

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