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¿Y si nos organizamos?

  • Foto del escritor: R4T
    R4T
  • 5 jun 2020
  • 3 Min. de lectura

Por Isidro Ibarra


Creo que lo vil y sucio es un arma, cumple su cometido en una clase política que en momentos parece de la Edad Media, por oscura en el aspecto social y político. Creo que nada puede funcionar en la dispersión de las ideas y las acciones. La organización puede ser empresarial, puede ser comunal o puede ser para cumplir un proceso electoral. En México, la corrupción y la impunidad ha sido “el imposible” para lograr una democracia verdadera. Igual que las instituciones se pudrieron, los partidos políticos y su sistema propicio los vicios, prácticas cancerígenas, complicidades, abusos, tropelías y alejamientos de principios éticos y morales. No se diga, el abismo que fueron cavando entre la burocracia partidaria y los ciudadanos. Todo el sistema que se vino gestando en México por lo menos desde Porfirio Díaz, fue consecuente a la insidia, la traición, el enriquecimiento ilícito. Hay excepciones. Pero, la terca persistencia de los partidos por establecer privilegios y controles para unos cuantos, atentan contra el bienestar de una inmensa mayoría de mexicanos.

Ahora, la historia moderna, siglo XX y XXI va marcando una tendencia en geopolítica. El neoliberalismo del Fondo Monetario Internacional iniciado con Miguel de la Madrid y que siguieron los sucesores hasta Enrique PeñaNieto logran hacer la convivencia en el país, de los hombres y mujeres más ricos del planeta y una especie de “subproducto” de la acumulación de la riqueza: 57 millones de pobres. Una clase media sostenida por el crédito. Una base de medianas, pequeñas y microempresa, castigada y auditada con “terrorismo fiscal”. A pesar de generar el 80% de las fuentes de empleo más humana con que cuenta la nación. Peor aún, obligada, junto con el pueblo, a pagar las deudas públicas inventadas para los rescates de monopolios, oligopolios y las fortunas de un puñado de magnates. Hacer deuda pública para privatizar la utilidad.

El dinero es el promotor de “el golpe de Estado blando”. El dinero es el que controla los medios afines. Adquiere conciencias. Arma causas de todo tipo. Pone adversarios de lo nuevo, afuera y adentro de la CUARTA TRANSFORMACIÓN. Busca los aliados que sean necesarios, incluyendo los poderes facticos. De los organismos financieros mundiales y que operan el capitalismo más salvaje. En este planeta hay mundos. Dos, los globalizadores y otro, el de los nacionalistas. Unos vivos y activos, -el peor virus-, formados en una oligarquía. Los otros, los que tienen una identidad marcada por la patria y la nación. Por la cultura y sus tradiciones. Dejados sin causa, por culpa de la utopía de la globalización. El país, no está polarizado, lo une, el separar la oligarquía. Lo une, el hartazgo de 80 años de saqueos, de lo público y el medio ambiente. Los une, la sacudida de vidas por culpa de las crisis creadas por los hombres pequeños que han gobernado el país. Los une, el cada día ser más ciudadanos, más conscientes de sus derechos y dispuestos a contribuir para defenderlos.

Lo que pasa en Baja California Sur para nada está lejano. Hay un pequeño grupo de apellidos que están relacionadas entre sí, que se turnan para gobernar. Algunos, peor que otros. Algunos haciendo más de lo mismo. Otros replicando lo que aprendieron en lo más maléfico del régimen neoliberal. Como es el caso de la clase política que se mantiene desde el PAN. Son parte de formas y fondos. De una educación y una práctica basada en mantener los privilegios y las fuentes de enriquecimiento. No importa, lo lícito o si es ilícito. No está en su código ético, ni para que mencionar lo moral. Llegan, en medio del escándalo de financiamientos oscuros y de faltantes de recursos de la hacienda pública. Ilegítimos, van por lo que les toca.

¿Qué hacer? Alzar la voz, para que nadie piense que seguirá enlodado por la corrupción y la impunidad. Alzar la voz, para que las ideas sea lo que prevalezca sobre la ignorancia. Nada que “el maestro” o “el doctor”, le de un permiso de asesinos de la democracia o de cometer crímenes de lesa humanidad. Alzar la voz, para que expliquen cuál fue su participación cuando gobernó Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña.

Los que están hoy, globalizadores o nacionalistas, de derecha o de izquierda, o como se autonombren o los llamen, tienen que entender de una vez por todas, que la convivencia humana debe ser equitativa y por igual. Tienen que entender que la democracia no es el mal menor. No. La democracia debe ser participativa y con garantía para la plenitud humana y el medio ambiente. Hay que hacer pequeñas acciones que produzcan grandes cambios.

 
 
 

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