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CORONA DE FUEGO Avatares de la transformación (3a. de 8)

  • Foto del escritor: R4T
    R4T
  • 12 ago 2020
  • 4 Min. de lectura



Por Miguel Rendón Macossay (@miguecoop)


3. Economía social solidaria

Una propuesta de transformación es aportada por los principios y prácticas de la Economía solidaria. El primero y más importante es que la empresa sea una organización basada en el trabajo, y no en el capital. El trabajo es el medio de autorrealización del ser humano, la actividad humanizante por excelencia. Una empresa cuyo fin no es acumular capital sino generar trabajo para las personas tiene un objetivo socializante, vinculante y creativo. Los valores cooperativos, además, proveen de una ética y una técnica para la gestión de tales organizaciones. El movimiento cooperativista da ejemplos y evidencias de cómo puede operar otra economía más allá del lucro. Los valores del cooperativismo son libertad, igualdad, democracia, independencia, autoformación, intercooperación y compromiso comunitario. Son un manual para la democratización de las empresas y de la economía misma. Si civilizatoriamente apreciamos tanto la democracia en los regímenes políticos, a gran escala, de la misma manera es necesario microdemocratizar los mundos de la vida, la cotidianidad, y las relaciones humanas. Implica pasar de una democracia formal (representativa) inefectiva en sus contenidos y resultados, a una democracia sustantiva (asamblearia/ participativa) multiplicadora de derechos y distributiva de beneficios.

La estrategia consiste en la construcción de un mercado social para satisfacer las necesidades humanas. A primera impresión el término de mercado social nos haría pesar en un oxímoron, pero se refiere a una red de intercambio comercial basada en criterios democráticos, solidarios, ecológicos, cosa que no sucede con el mercado capitalista salvo como nicho “de valor agregado”. El mercado tampoco es un invento del capitalismo, ha existido inmemorialmente y surgió con los excedentes producidos por las sociedades agrícolas y artesanas, pero es en estos últimos siglos donde su esfera ha venido a dominar y subsumir todas las demás esferas de la vida. Redimensionarlo en su carácter social nos trae entonces al pleonasmo: todos los mercados son sociales (12). Tanto como consumidores y productores, observar y cumplir esos criterios responsables es la orientación consecuente. La democratización y la desmercantilización, junto con la descontaminación va en línea con el manifiesto firmado recientemente por 3 mil investigadores de 600 universidades del mundo, entre los que hay destacados intelectuales progresistas (13). Para desmercantilizar el trabajo, el cual es un derecho humano (y en realidad es una falsa mercancía), proponen la Garantía de Empleo, la posibilidad de un trabajo para cada persona que quiera y pueda trabajar.

En el ámbito del consumo, la otra cara de la moneda de la producción, el consumo consciente y responsable tiene un gran recurso en el cooperativismo de consumidores, y es como se concretiza la democratización del consumo. Desde la alimentación y la producción/distribución de energía, hasta nuevos modelos en sectores especiales como la vivienda, donde la cesión de uso surge como alternativa a la propiedad privada (14). La cesión de uso significa que el inmueble es propiedad común de una cooperativa, que da la vivienda a una familia mientras la necesite. Es diferente a una cooperativa de vivienda tradicional porque en ésta se coletiviza la construcción pero al final se privatiza la propiedad de la vivienda para cada familia.

Sobre el comercio internacional, el deterioro en los términos del intercambio han empobrecido a muchos pueblos y enriquecido a otros. Esta estructura comercial es herencia del colonialismo y acrecienta la dependencia técnica y financiera de los países periféricos hacia los centros neocoloniales. El establecimiento de los precios internacionales como un acuerdo entre productores y consumidores no solamente es justo, sino también es complementado con el consumo solidario, para apoyar directamente la economía local de comunidades desfavorecidas por los mercados globales y con proyectos políticos emancipadores. Es una forma de internacionalismo económico proletario y solidario. Crea oportunidades y capacidades de independencia para productores en desventaja económica, retribuye dignamente el trabajo con transparencia, busca erradicar la explotación infantil, respetando el medio ambiente y la equidad de género recompensando el trabajo de las mujeres (15). El comercio justo es una de las vías de salida para esta crisis.

Sobre el sector financiero, la propuesta de la economía social y solidaria son las finanzas éticas, la banca ética (¿un aparente oxímoron?), y la moneda social. Todas ellas están basadas en estimular la economía a través del ahorro/crédito y poner en circulación el dinero en contraposición a la acumulación y el lucro, los cuales producen escasez de dinero. Son prácticas basadas en la mutualidad y la solidaridad como las cooperativas de ahorro y préstamo, las mutuales de seguros (donde los asegurados son socios y colectivizan el riesgo con la garantía de la ayuda mutua), las comunidades autofinanciadas, las tandas de ahorro colectivo, los fondos sociales mutualizados, etc. La moneda social es una tecnología económica colectiva aparte del sistema monetario oficial, el cual sujeta y somete a los usuarios del dinero tradicional. La moneda social tiene el fin de generar abundancia económica a través de la circulación. Simboliza el intercambio en las economías comunitarias basado en los lazos afectivos y familiares, el intercambio social no basado en el dinero, como el trabajo colectivo, la ofrenda, el trueque, el tequio, la minga, etc. En este sentido las criptomonedas son débiles porque las más conocidas reproducen las dinámicas generadoras de escasez y especulación capitalista. El caso de Faircoin sobresale como una alternativa más útil para los movimientos sociales porque se crea con otra lógica más colectivista.

Existe un insondable repertorio de prácticas económicas basadas en la reciprocidad que son la raíz de un sistema económico subalterno y que sostiene en realidad la subsistencia y el proceso de acumulación capitalista. Una economía sumergida que nunca se ha contabilizado en términos monetarios y que por eso aparenta no existir, cuando es la esencia de la reproducción de la vida humana, como por ejemplo el trabajo doméstico y de los cuidados, que patriarcalmente se ha asignado a las mujeres. Subvertir tal intrincado de relaciones sociales entre el capitalismo y la economía de solidaridad, son la base potencial del nuevo sistema económico propuesto por las economías transformadoras.

Nota:

(12) Mercado Social (2020) ¿Qué es el mercado social? España. En:https://www.mercadosocial.net/que-es-mercado-social

Foto: Israel Alatorre. (https://www.flickr.com/photos/ixbarnix/)

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