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El discurso y la lucha por las verdades

  • Foto del escritor: R4T
    R4T
  • 1 may 2020
  • 4 Min. de lectura

Ciudad de México; 29 de abril de 2020. Por / Salomé Suazo Campos.


Después del triunfo electoral del primero de julio de 2018 de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y morena, se abrió la oportunidad de llevar acabo la trasformación del país por la vía pacífica. La idea que desde un principio tenía AMLO era la realización de un nuevo pacto social con la elección de un nuevo constituyente.

Sin embargo, la abrumadora votación de más de 30 millones y la derrota aplastante, contundente de los principales partidos dominantes (PRI, PAN, PRD), que él mismo resume con la expresión “los conservadores están moralmente derrotados”. Optó por las reformas constitucionales para trasformar las estructuras de poder y las instituciones. De igual forma, con la ventaja de tener mayoría en las dos cámaras (Senadores y Diputados) impulsó iniciativas, para elevar a rango constitucional los programas sociales que se han venido desplegando en apoyo a la población vulnerable y plasmar en ella el derecho universal a la salud y a la educación.

Así después de año y medio de asumir el poder y su ejercicio, se le puede reconocer al gobierno de AMLO, el haber sentado ciertas bases importantes para comenzar la transformación del país. Para ello es necesario profundizar los cambios en otras estructuras de poder e instituciones como lo son: el sistema judicial, el sistema educativo, el sistema electoral, la economía, las formas de producción, el mundo del trabajo y las relaciones laborales, entre otras. Estructuras e instituciones del Estado anquilosadas, amafiadas, corruptas, caducas y antidemocráticas, señaladas como “el elefante rumiantico, mañoso y echado”.

Pero aún existen poderosos grupos políticos y económicos tanto locales como globales que se oponen y resisten a los cambios, apoyados por los medios de comunicación masiva (la televisión, la radio y la prensa escrita) con sus agentes quienes fungen como voceros de las élites económicas y políticas, en este caso desplazadas. Ahora también el internet y la telefonía digital. Considerados como importantes espacios para la producción y reproducción del discurso, en su dimensión simbólica.

Aunque “moralmente derrotados” los conservadores, se han logrado articular para llevar a cabo una “guerra sucia”, aunque otros la prefieren llamar acciones de “golpe blando”. Para cuestionar y golpear a través de las feke news noticias falsas, noticias con información descontextualizada, los training topics, los retweets y las granjas de bots (programas informáticos para realizar tareas automatizadas y repetitivas), las acciones, programas, proyectos, políticas, incluyendo a los actores políticos cercanos al presidente y al propio Andrés Manuel López Obrador.

El propósito de esta guerra sucia, es desinformar, confundir, restar credibilidad, debilitar la legitimidad, deteriorar la imagen del gobierno y de sus principales actores políticos; impulsar otros temas en la agenda política. Al mismo tiempo, con la abrumadora información que se despliega en la televisión, la radio, prensa escrita y las redes sociales se busca silenciar el discurso oficial y las voces de aquellos que coinciden y simpatizan con la transformación del país. Esto a su vez, exacerba identidades, generando odio, el cual se expresa no sólo en las diferencias entre los grupos que simpatizan con las diferentes ideologías o políticas económicas, sino que también trascienden al clasismo, la discriminación, incluso al racismo, entre otros.

De esta manera, la lucha ya no sólo se desarrolla en los espacios tradicionales de la política (Cámara de Diputados, Cámara de Senadores, partidos políticos, instituciones de gobierno), sino que se desplazó en el ámbito de la comunicación, es decir, el espacio discursivo. Por un lado porque la elecciones pulverizaron a dichos partidos cambiando la correlación de fuerzas a favor de morena; por otra parte, AMLO y el movimiento morena, a través de la lucha de resistencia y concientización durante casi tres décadas, desnudaron al antiguo régimen, tanto en sus prácticas antidemocráticas, corruptas del sistema político, así como al modelo económico neoliberal y sus resultados desbastadores en la economía, las sociedad y la nación. Por lo cual ya no tienen argumentos para sustentar dichas políticas y prácticas.

El discurso es indispensable para la elaboración del consentimiento, por consiguiente la manera más efectiva de ejercer el poder y la dominación. Mientras que el acceso preferencial a los medios está íntimamente relacionado con el poder que poseen los grupos para definir su situación en relación con los otros, contribuir a la reproducción de este y las condiciones de dominación. En resumen, con el control del discurso se busca el control de las mentes y a su vez el control de las acciones de los otros.

En este sentido, la lucha que se tiene que dar ahora es precisamente en la dimensión simbólica, el discurso, la construcción de espacios para la producción y reproducción del discurso. Ya que en estos principales medios de información y comunicación se tiene el poder de producción y reproducción discursiva. Con lo cual se busca controlar las mentalidades de las masas y las acciones de los “otros”. Es aquí donde la gente, los ciudadanos juegan y van a jugar un papel importante, no sólo por su audiencia, ni las diferentes formas de consumo cultural de la información. Es decir, la interpretación personal de la información, las noticias, el discurso público, sino también por su participación en la construcción de espacios y medios para la generación del discurso.

Información que ayude a desactivar las noticias falsas, las verdades a medias, noticias descontextualizadas, sino también ayudar trasmitir y reproducir información verídica. Pero sobre todo, plantear propuestas, debatir las ideas, con el fin de contribuir a construir un rumbo de una nueva convivencia, una nueva economía con sentido social, otras formas de hacer política, en fin, un mundo mejor para todos.


Salomé Suazo Campos:

Maestro en Ciencias en Arquitectura y Urbanismo por la ESIA-Tecamachalco-IPN; Estancia de Investigación en la Université de Bretagne Occidentale (UBO), Brest, Francia. Licenciatura en Antropología Social por la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH).

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