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Mientras la derecha FRENA, la CUARTA TRANSFORMACIÓN avanza.

  • Foto del escritor: R4T
    R4T
  • 22 jun 2020
  • 2 Min. de lectura



Por Pedro Magallón.


El Frente Nacional Anti-AMLO (FRENA) no ha logrado exigir la igualdad, sino exhibir desde sus automóviles la enorme desigualdad que contrasta con la calidad de vida de los mexicanos de a pie, el pueblo. Los conservadores de la clase político-empresarial han fijado postura, no cederán ni un ápice sus privilegios creados en el régimen de corrupción, violencia e impunidad, aunque para ello tengan que pasar encima de la voluntad popular y atropellar la democracia.

FRENA, BOA y PRIAN no son grupos o sectores sociales distintos, son en realidad la misma clase privilegiada que gozó con impunidad las mieles del poder. La estrategia de la clase conservadora intenta posicionar la idea de múltiples frentes opositores, como si hubiera malestar en diferentes sectores de la población, principalmente del sector empresarial y la alta burocracia. Sin embargo, hoy sabemos, que este grupo político-empresarial es también la misma clase que antes conformaba la “Mafia en el Poder”, una dupla dedicada a hacer negocios al amparo del poder público para beneficio de sus negocios particulares con cargo al erario público, es decir, políticos que enriquecían sus negocios privados con adjudicaciones directas promovidas desde sus posiciones burocráticas.

Son también los responsables del saqueo a Pemex vía huachicol, los que desde sus posiciones como secretarios de salud hicieron negocios con el monopolio del medicamento, directivos de Hospitales que permitieron la precarización de la atención pública para subrogar servicios en sus hospitales privados, burócratas de todos los niveles que saqueaban las arcas nacionales con opacidad e impunidad, empresarios que valiéndose de la corrupción hicieron sendos negocios como proveedores del gobierno, un gobierno omiso que jamás escudriñó en los esquemas de evasión fiscal y un sistema de justicia al servicio del mejor postor.



Ese duopolio político-empresarial, hoy convertidos en oposición, apoyado en los medios de comunicación tradicionales, es el mismo que ordenó el asesinato de estudiantes en el 68, el que reprimió a la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO), el que violó a las mujeres de Atenco, el que permitió que hasta hoy quede impune la muerte de las y los niños de la Guardería ABC, los que ordenaron la desaparición de los 43, entre otros miles de casos que la prensa oficialista nunca vio. No basta con recordar que su derecho a la libre manifestación, sobre sus coches de lujo, le costó a los movimientos sociales progresistas de a pie su cuota de muerte, sangre y desaparición forzada. Y aunque no estemos de acuerdo, como dijo Voltaire, “defenderemos hasta la muerte su derecho a decirlo”.

En el contraste de las ideas, los de a pie, las mayorías, tenemos derecho a que se respete la voluntad manifiesta democráticamente el 1 de julio de 2018. Que nadie se llame sorprendido con el rumbo trazado por el Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, la voluntad de cambio profundo en la conducción del país surgió del Pueblo, y antes, como ahora, AMLO no está solo en la lucha por alcanzar el bienestar general de todos los mexicanos. Los conservadores no soportan pasar a segundo plano y que el Gobierno hoy vea, por el bien de todos, primero a los pobres. Mientras la Derecha FRENA, la Cuarta Transformación de México AVANZA.

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